La necesidad de mantener la nómina de sus empleados, pero también la de seguir estimulando la creatividad y poder reactivarse en tiempos de crisis, ha llevado a varias marcas y diseñadores a explorar en la fabricación y en el diseño de una ‘nueva moda’ pensada para el contexto actual.
La industria ha pasado de la elaboración de prendas para personal médico a la producción de vestuario de protección para todos los consumidores que no solamente cumple la función de proteger. También busca expresar la personalidad al incorporar el sello característico de cada marca o diseñador, como lo están haciendo Maaji, Olga Piedrahíta, Diego Guarnizo, Alado y Clarissa Rosania, por mencionar a algunos.
Para conocer cuáles son las características de las prendas de protección, EL TIEMPO habló con varios diseñadores y expertos, entre ellos el diseñador Diego Guarnizo, quien ‘giró’ su taller de confección para la producción de este tipo de vestuario y, por lo tanto, para que su equipo de 25 personas pudiera seguir trabajando.
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“Son prendas que permiten permeabilizar en gran parte lo que llevas puesto y proteger en gran medida tu cuerpo. Siempre están fabricadas con telas antifluidos que repelen líquidos o gotas contaminadas. Su objetivo es cubrir la mayor parte del cuerpo… Es una prenda para usar en exteriores, en espacios donde el riesgo del contacto con muchas personas, exista”, afirmó Diego.
Olga Piedrahíta es otra de las diseñadoras colombianas que lanzaron su versión de este tipo de prendas. “Están diseñadas con telas tecnológicas que tienen las características técnicas de protección. La propuesta es que se utilicen sobre toda la vestimenta”, dijo Danielle Lafaurie, directora creativa. “Son hechas con telas de fácil lavado, ágil secado y son resistentes. Además, tienen una pañoleta que puede anudarse fácilmente y así cubrir el cuello, nariz y boca”, agregó.
Por su parte, la diseñadora Clarissa Rosania decidió utilizar retazos de colecciones actuales y anteriores para hacer tapabocas con diseños de distintos temas y colores. “Están elaborados con tela quirúrgica de tres capas y un cubrimiento antifluido, creando una barrera bacteriostática, protegiéndonos del paso del agua. Además, resisten 10 lavadas, son cómodos a la piel por tener fibra natural y están diseñados de una forma que no son incómodos a la cara”, comentó Clarissa.
Otra de las propuestas en este campo es la de Alado. Andrés Restrepo, director de marca, le contó a este diario cómo llegaron a producirlas: “Todo empezó con el desarrollo de una escafandra para una empresa textil, y pensamos en adaptarla y hacer una versión para la gente que necesita salir a la calle”.
Estos son ejemplos de cómo la inteligencia textil, que tiene que ver con antibacteriales y ya se había desarrollado para otros sectores como la salud o incluso los deportes, está migrando a la moda cotidiana.
Nuevas formas de vestirnos
Todo apunta a que de ahora en adelante, el uso de vestuario con tecnologías textiles para asegurar la protección de las personas hará parte esencial de la industria de la moda. “Vamos a ir incorporando, casi de una manera orgánica, esas prendas de protección a nuestra indumentaria, así como cuando uno lleva la sombrilla o las gafas”, dijo María Teresa Mesa, periodista de moda.
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Para Felipe Espinosa, director de arte y productor de moda, el asunto de imaginarse cómo la gente puede recuperar la sensación de seguridad a través del vestuario es un ejercicio válido. “Es interesante y puede dar resultados o productos que valen la pena tener en cuenta… El hecho de tener el negocio vivo en medio de la pandemia y la necesidad de comprar máscaras, viseras y un overol para protegerse son lo que puede mantener las cajas de los diseñadores colombianos no en ceros”. Pero esa nueva forma de vestirse o protegerse no tiene por qué ser en blanco y negro.
“Los colores y los estampados son importantes porque transforman la mascarilla blanca y clásica que está en el imaginario de lo médico y hospitalario y lo lleva a convertirse verdaderamente en un accesorio que habla de ti mismo. Es lo primero que ves cuando te encuentras con una persona en la calle. Finalmente está tapando la boca, entonces me parece una buena reflexión no en blanco y negro, sino que lo haga de diferentes formas, colores y patrones, pero que siempre sea segura y efectiva”, dice.
Así mismo, Diego Guarnizo, dice que en el caso de los tapabocas, agregarles diseño es por ese derecho o grito de libertad. “No podemos perder el carácter o, de por sí, la sonrisa. La expresión de la cara se limita a un 50 por ciento, entonces qué bueno reflejar la personalidad también a partir del tapabocas, sea porque me gusta el estampado o una misma foto mía para que las personas no olviden que hay un rostro detrás”, dijo el diseñador.
CAMILA VILLAMIL NAVARRO
@camilavillamiln
Para EL TIEMPO
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