Paola Rey llegó a la televisión a los 14 años. Fuego verde fue su carta de presentación, un seriado que duró dos años y medio, y en el que su papá era Carlos Benjumea, lo que le significó exigencia desde sus inicios.
Su carrera ha tenido protagónicos como el de Las detectivas y el Víctor, La baby sister y Pobres Rico, y antagónicos como el de ¿Por qué diablos?
Y, por supuesto, su personaje de Jimena en Pasión de gavilanes, la telenovela que repite Caracol en las noches, con 13 puntos de rating, producción que en su momento fue la más vista de la televisión colombiana, con 17 puntos de rating y ventas a más de 40 países. Duró más de un año en la pantalla, sin ceder.
Los libretos fueron de Julio Jiménez y, cuenta Rey, “eso fue maravilloso, porque no solo estaban muy bien escritos, sino que él nunca deja ningún cabo suelto. Sin duda, si volviera a aparecer una producción suya, yo estaría lista para participar”.
La novela de las hermanas Elizondo y los hermanos Reyes, que cuenta una historia de venganza y amor, ha generado en los últimos días críticas por las redes sociales, en momentos en los que el mundo revisa comportamientos contra las mujeres y contra el machismo.
De hecho, aunque Yo soy Betty la fea se repitió el año pasado, tras la muerte de su creador, Fernando Gaitán, y tuvo muy buen rating, quién sabe si hoy una telenovela que privilegió la belleza en buena parte de sus capítulos, así como los gritos de su protagonista, tuviera tanto éxito.
En estas dos producciones, sin embargo, prevalece la nostalgia. “Pasión de gavilanes fue, en su momento, una gran telenovela, y que le vaya hoy bien ratifica que lo sigue siendo. Yo pienso que en Colombia, con excepción de algunas series que tratan temas difíciles, se ha hecho un gran trabajo audiovisual que es reconocido en el exterior y que nosotros debemos valorar más”, dice la actriz.
Sobre las críticas contra los estereotipos, Rey defiende a su personaje de Jimena. “Ella es una niña reprimida, no la dejaban salir sola ni a la esquina, no tuvo una mamá cálida, y su papá fue distante… Entonces, tiene muchos vacíos y quiere vivir y explorar el mundo, es soñadora y hasta desbocada, pero con un gran control, porque sabe parar en el momento preciso y dice: ‘Sí, pero no así’ ”.
Ya como Paola Rey, afirma que las mujeres siempre tienen que decir lo que sienten “y vivir en un entorno de respeto y aceptación. Tengo un esposo que me valora, que me mima siempre, y eso es de doble vía”.
Casada con el también actor Juan Carlos Vargas, la pareja tiene dos hijos, Óliver y Leo, con quienes han pasado estos días en la casa, en armonía.
“Hay que aceptar el cambio, reacomodarse a las nuevas cosas, luchar por la salud emocional de los niños y enseñarles desde ahí que vivimos otros tiempos”, dice la actriz, y ratifica lo anterior con respecto al trabajo, porque sabe que también cambió.
En estos días se ha dedicado a ver Pasión de gavilanes, “una producción que nos muestra que cada personaje actúa de acuerdo con su visión de la vida; con un abuelo divertido y mucha música”. La serie se grabó en su mayoría en exteriores, en fincas cercanas a Bogotá, y el paisaje, así como los caballos, hacía parte del guion.
Eran momentos en los que, aunque ya existían los celulares, no eran tan avanzados como los de hoy, como tampoco las comunicaciones.
“A muchos jóvenes les parece muy raro que los actores no nos viéramos en este tiempo o no tuviéramos grupos de encuentro, pero es que en esos días uno se cambiaba de casa o de ciudad y el contacto se perdía. Yo me encontré con algunos de ellos en otras producciones, pero apenas ahora, gracias a que Natasha Klauss (una de las protagonistas) nos organizó en un grupo en WhatsApp”.
Amante de su carrera, dice que lo mejor es haber podido seguir de manera activa “y ratificar que como desde el primer día que llegué al medio me valoré tal como era, sin mirar a los lados, he estado a gusto siempre conmigo misma y con lo que he podido aportar con mi trabajo durante estos años”.
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