En medio del juicio disciplinario que lleva la Procuraduría contra 7 soldados que, el 21 de junio de este año, habrían abusado sexualmente de una menor de edad embera katío en el corregimiento Santa Cecilia, de Pueblo Rico, Risaralda, la defensa de los militares anunció que tres de sus testigos fueron víctimas de amenazas.
Durante una audiencia que se realiza este lunes, en la que debían comparecer estas tres personas, el abogado Cristian Valencia Flórez indicó que los testigos le informaron a su equipo que no iban a dar su versión pues habían recibido amenazas de muerte de parte de “la comunidad” si lo hacían.
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Valencia reseñó que los testigos se negaron a asistir a la Personería de Pueblo Rico, desde donde se están dando los testimonios, “porque se filtró la información de que iban a declarar hoy y fueron amenazados de muerte por personas de la comunidad indígena, quienes les dijeron que si ellos declaraban iban a atentar contra su vida”, indicó.
Tras escuchar lo relatado por el defensor, el procurador que lleva el caso, Herman Rincón, ordenó remitir a la Fiscalía de Apía, Risaralda (la más cercana al lugar) la grabación en la que el abogado hizo esta denuncia para que determine si debe iniciar investigación penal por la presunta amenaza a los testigos.
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Además de esta situación, en la audiencia de este lunes, en la no ha estado presente el abogado de la víctima, la Procuraduría delegada para la Fuerza Pública ha escuchado las declaraciones de otras cuatro personas.
La primera en hablar fue la psicóloga Lenny Gizeth Maturana Rodríguez, parte del equipo de la Comisaría de Familia de Pueblo Rico, Risaralda, y quien hizo una valoración a la menor el 22 de junio, un día después de ser atacada.
Maturana contó que la menor, en el momento de la valoración, no presentaba ansiedad o comportamientos extraños al hablar de los hechos, refería la situación con tono de voz monótono y estable, y contestó a todas las preguntas de buena disposición.
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Dijo que a la niña, en ese momento, además se le vulneraban los derechos a la identidad, salud y educación puesto que no tenía tarjeta de identidad, no estaba afiliada a salud ni inscrita en algún colegio.
Añadió que la menor le contó que el día de los hechos, hacia las 6 p. m., mientras llevaba unas guayabas para un jugo, estuvo en el colegio de Santa Cecilia, en donde había unos soldados; que uno de ellos le dijo que se fuera a la casa y que ella comenzó a irse de allí pero que luego varios soldados la cogieron a la fuerza y tuvieron relaciones sexuales con ella.
Al responder a una pregunta del abogado de los uniformados, la psicóloga expresó que, en su concepto, el hecho de que una persona esté tranquila y al parecer, no afectada emocionalmente no desvirtúa el hecho de haber sido abusada sexualmente.
También habló el patrullero Luis Carlos Carmona Díaz, quien comentó que ese día fue llamado para trasladar a la menor y su madre al hospital. Contó que en el lugar en el que las recogió un sargento viceprimero le contó que le había dicho a la niña que se fuera para la casa y que él pensó que la menor se había retirado del lugar, sin saber que ella aún estaba por ahí.
Por su parte, María Perea Pino, trabajadora social de la Comisaría de Familia, contó que habló con la mamá de la menor el 22 de junio en el hospital de Santa Cecilia. Dijo que la mujer le contó que la niña se le desapareció un día antes como a las 5 p. m. y había aparecido un día después, como a las 10 a. m. en un potrero y que al parecer había sido abusada por unos soldados.
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Igualmente se escuchó a Alexandra Castillejo, médica general, que atendió a la menor de edad en el hospital San Rafael de Pueblo Rico. Expresó que la paciente fue por el médico tratante de Santa Cecilia, que sus signos, peso y talla estaban normales.
La médica expresó que la niña respondió todas las preguntas que le hizo, pero que en la consulta no permitió que se valoraran sus partes íntimas, negación que la médica respetó y por ello llamó al asistente forense para coordinar que al día siguiente fuera examinada en Apía, Risaralda.
Agregó que en el relato que la menor le hizo de los hechos le contó que salió como a las 5 pm y se fue a coger guayabas y se le pasó la tarde. Que en un momento se presentaron unos hombres, “dijo que eran 9 pero que le vio la cara a 3, y que comenzaron a decirle cosas insinuantes y que le hicieron el amor y que ella no quería”, relató la médica en los términos usados por la menor. Por último, dijo que la niña expresó que pasó la noche en el lugar en el cambuche donde fue abusada y que en horas de la mañana fue al río y se lavó.
Le médico, quien respondió a una pregunta del abogado de los soldados, explicó que en la valoración no encontró en la menor signos de hematomas ni similares en su cuerpo, pero recalcó que no fue examinada su zona íntima.
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