8 de febrero de 1969
Cada vez que un rodaje de una película de Quentin Tarantino llega a las cien tomas, el director hace una fiesta especial para los actores y el equipo de rodaje. Es su manera especial de celebrar que, en plena era digital, sus películas todavía se graben con cinta de 35 milímetros.
“Es toda una festividad”, dice Brad Pitt. “Es un festival de tequila”, complementa Leonardo DiCaprio. Los dos actores, que ya habían trabajado antes con Tarantino, son los protagonistas de su nueva película: ‘Había una vez… en Hollywood’, que se estrena en Colombia este jueves 15 de agosto.
La producción es una demostración más del amor de Tarantino por el cine clásico. Incluso, en su particular universo de ficción –todas sus películas están entrelazadas–, el séptimo arte tiene un valor agregado, pues Adolfo Hitler murió quemado y acribillado a balazos en una sala de cine al final la cinta ‘Bastardos sin gloria’. Ese culto también se vivía a mediados del pasado julio en la ciudad de Los Ángeles, no solo por los carteles promocionales de ‘Había una vez… en Hollywood’ que se multiplicaban en los paraderos de buses, sino por espacios como el New Beverly Cinema, una sala que compró Tarantino y que, al mejor estilo de su dueño, solo proyecta películas en 35 milímetros.
Este sitio, lleno de una magia particular, fue uno de los espacios que el cineasta camufló para crear la ambientación de la nueva cinta, en la cual el glamur del Hollywood de 1969 se mezcla con la estética hippie y el aura de terror del psicópata Charles Manson y su banda. El verbo justamente es ese, camuflar, porque el director eligió sitios que pudiera transformar sin usar efectos especiales o CGI, que están totalmente prohibidos en sus cintas. “Absolutamente es hacer trampa, cualquiera puede hacer eso”, dice Tarantino en una reunión de medios internacionales, entre los que estuvo EL TIEMPO.
No es la primera vez que el director plasma su particular visión de la historia, con todas las repercusiones que eso puede traer –lo había hecho antes en ‘Bastardos…, ‘Django sin cadenas’ y ‘Los ocho más odiados’–. En esta ocasión, la idea era crear una historia sobre cómo es hacer películas, y fue en el rodaje de una de sus producciones en donde el director y guionista se encontró con el elemento que le faltaba para soldar la historia. Tarantino recuerda que el germen fue cuando trabajó con un actor un poco mayor, que tenía un doble de acción que lo acompañaba desde hacía mucho tiempo.
El problema era que no había trabajo para el doble, así que el actor (de quien no revela su identidad) se acercó a Tarantino para pedirle que lo dejara hacer una escena especial. “Tenían una dinámica muy interesante, porque el doble de acción no estaba trabajando para mí, estaba trabajando para el actor, y eso no me importaba, no me molestaba, pero era fascinante verlos por el set; hablaban juntos sentados en las sillas de director, usando el mismo vestuario… Fue una imagen muy interesante y pensé: ‘Si algún día hago la película sobre Hollywood, la película sobre hacer películas, creo que esa es la relación sobre la que quiero hablar’”, recuerda Tarantino.
Esta es la novena película de Tarantino, quien ha asegurado que se retirará después de la décima.
Foto:
Cortesía Sony Pictures
Así fue perfilando los personajes de Rick Dalton (encarnado por DiCaprio), que lucha por seguir actuando luego de haber alcanzado la popularidad con la serie de ‘western’ ‘Bounty Law’, y Cliff Booth (Pitt), su doble de acción y mejor amigo, que hace años no trabaja en el cine y ahora se dedica a acompañar y a manejar el carro de Dalton.
El relato se desarrolla en una estructura de tres días, con varios retrocesos en el tiempo, con los que los espectadores se adentran en la vida de estos dos personajes. Tarantino cuenta que empezó a escribir con una estructura más tradicional para adentrarse en la piel de los dos hombres. “Una vez descubrí quienes quería que fueran estos personajes, la pregunta era: ¿qué historia quiero contar? Y pensé, no creo que necesite una historia, creo que puedo hacer una especie de ‘Un día en su vida’, creo que estos tipos son suficientemente fuertes, y también la atmósfera para hacerlo así”, relata.
Paralelo a la historia principal, en la que Dalton está al borde de la crisis porque el programa que lo llevó a la fama se canceló cuando intentó una carrera en el cine, la película introduce pequeñas secuencias de los trabajos anteriores del actor, que están inspirados en series de la época, como ‘Wanted Dead or Alive’.
Grabar esas escenas de las series y las películas ficticias fue una de las partes más satisfactorias del proceso para Tarantino, quien incluso hubiera podido pasar un mes haciendo una temporada completa de ‘Bounty Law’. “La única manera de hacer eso era comprometiéndose totalmente y matarte editándolo para que entre a la película. Como un ejemplo, grabamos toda la escena de apertura de ‘Bounty Law’; toda esa secuencia está hecha y solo un poco entró a la película. Pero, francamente, es una de las cosas de las que estoy más orgulloso, porque era igual a Wanted Dead or Alive’”, dice el director con ese verbo apasionado.
9 de febrero de 1969
La fábula de ‘Había una vez… en Hollywood’ se complementa con Sharon Tate, la joven actriz que murió masacrada por la banda de Manson, y su esposo, el director polaco Roman Polanski. La pareja, que en 1969 hacía parte de la élite de Hollywood, vive al lado de la casa de Dalton.
La actriz australiana Margot Robbie es la encargada de interpretar al personaje de Tate, que durante la historia se presenta como una especie de espectro angelical que parece flotar un milímetro más arriba que el resto de los mortales y bebe las mieles de los placeres de la ciudad de Los Ángeles, asistiendo a las funciones matutinas de sus películas, comprando regalos para su marido y perfeccionado los detalles del cuarto de su bebé que está por nacer.
“Tengo que decir que había pasado años pensando cómo sería estar en una película de Tarantino e imaginándome el personaje que interpretaría. Siempre en mi cabeza tenía armas y estaba llena de sangre y pateando traseros… Entonces es algo gracioso haber pasado horas y horas haciendo compras, hablando de cosas de bebés, y terminaba tan involucrada que pensaba: ‘Esto es tan agradable, yo nunca hago estas escenas’ ”, dice Robbie ante la carcajada de su director.
Tate es el hada dentro de esta fábula, en la que Tarantino entra en una especie de reinvención de su estilo tradicional. No hay tanta pirotecnia de acción como antes, y, aunque los diálogos siguen siendo ingeniosos y sorpresivos, la historia tiene la densidad narrativa de una novela en la que cada elemento que aparece tiene una influencia en el resultado final.
Es un entramado narrativo en el que se combinan la nostalgia, el humor y la tensión, que viene de la mano del encuentro de Cliff Booth con el clan Manson. Para darle aun mayor verisimilitud, las escenas que se desarrollan del Rancho Spahn, que fue la residencia de Manson y sus seguidores, se grabaron muy cerca al rancho original. “Estábamos lo más cerca del rancho de lo que podíamos estar, estábamos a 20 minutos conduciendo; sin embargo, si tuvieras un machete y cortaras los matorrales, llegarías en cinco minutos”, apunta Tarantino.
Margot Robbie hace el papel de Sharon Tate, que fue asesinada por la banda de Charles Manson.
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Cortesía Sony Pictures
8 de agosto de 1969
Emulando las carreras de actores como Clint Eastwood y Burt Reynolds (que iba a aparecer en la película pero falleció antes de grabar sus escenas), Rick Dalton empieza a coquetear con la posibilidad de grabar en Italia los llamados ‘spaghetti western’, uno de los géneros preferidos de Tarantino que produjo películas inolvidables como ‘El bueno, el malo y el feo’, de Sergio Leone.
En la historia, uno de los directores que seducen a Dalton para grabar en Europa es Sergio Corbucci, quien en realidad fue un famoso cineasta que creó cintas como ‘Django’, con Franco Nero, que inspiró a Tarantino para crear ‘Django sin cadenas’.
Corbucci nunca aparece en escena, pero en la película sí salen otros personajes reales como el famoso actor Steve McQueen y la leyenda de las artes marciales Bruce Lee, que protagoniza una de las escenas más hilarantes y, también, más polémicas.
Todos esos ingredientes se suman a esta carta a Hollywood, que si bien tiene muchos renglones de amor, también reserva algunas líneas para las críticas.
No es todo color de rosa. Es 75 por ciento una carta de amor y un 25 de crítica
“Es mayoritariamente una carta de amor, pero no creo que tenga tanta nostalgia como mucha gente está diciendo. No es que la nostalgia sea una cosa mala, pero no es todo color de rosa. Es 75 por ciento una carta de amor y un 25 de crítica”, afirma Tarantino.
Dalton termina atrapado por la aplanadora de una industria que está en plena reinvención y mastica y desecha actores que solían ser estrellas. Además de la nostalgia y las críticas, en ‘Había una vez… en Hollywood’, Tarantino también reserva un espacio para la sangre (aunque en menor volumen que en sus películas anteriores). Con todas esas notas se crea la partitura de este noveno capítulo de la filmografía de uno de los directores más influyentes de los últimos tiempos, que, más allá de los gustos personales, siempre logra crear un aura única para sus historias.
“Francamente, siempre es algo excitante. Como dice Brad, hay una especificidad en sus diálogos y cuando entras al set tomas eso como una biblia; pero también hay una energía de que estamos creando algo único y especial cada día. En los dos filmes que ya he hecho con él hay algo que no puedo describir, una especie de electricidad en el aire, y todos sienten que tienen que dar la talla y hacer algo por lo menos interesante”, finaliza DiCaprio.
YHONANTAN LOAIZA GRISALES
Cultura y Entretenimiento
* Por invitación de Sony Pictures
En Twitter: @YhoLoaiza